En el Alt Empordà, en el sureste de la península del Cap de Creus, encontramos un paraje de gran belleza, una lengua de tierra que entra en el Mediterraneo aproximadamente 2 km, el Cap Norfeu. Pertenece al municipio de Roses y forma una estrecha península que cierra el Golfo de Roses, separando las magníficas playas de Cala Montjoi y Cala Joncols.
Forma parte del Parque Natural del Cap de Creus y es una zona bajo protección integral, terrestre y marina, por la riqueza natural del paraje y del medio submarino.
Eran huérfanos, jóvenes y estaban enamorados. A ella le hubiera gustado ser una sirena, disfrutaba nadando libre como los peces, se pasaba horas y horas bajo las aguas, pero nunca se apartaría de él, porque él sería su delfín. Bajo las aguas estarían juntos, nadarían, jugarían, bajo el mar vivirían para siempre unidos…
Cuando Nicolau Font i Maig posó los pies en Cuba era apenas un joven muchacho, tras su interminable viaje llegó por fin al lugar soñado por muchos, la isla caribeña, pero le bastó pocos pasos para descubrir las calles de Jaruco y echar de menos de inmediato a su estimado Lloret.
Su tío había conseguido recaudar una gran fortuna y a su muerte quiso dejar su legado a su estimado sobrino.
El joven Nicolau continuó incrementando su fortuna y despertando la envidia de medio mundo, aprendió mucho del mundo de los negocios, descubrió nuevas dotes para negociar y persuadir, por lo que en poco tiempo alcanzó una enorme riqueza.
Un día de Todos los Santos, un grupo de pescadores de Colera y otro de el Port de la Selva, ambas poblaciones de la comarca del Alt Empordà, salieron a faenar y a calar las redes y el palangre, desoyendo que en ese día tan señalado, los pescadores y cazadores cesaban su actividad, ya que hubiera sido una ofensa para las ánimas de los que habían muerto
Los habitantes de Tossa sabían de la existencia y la belleza de la dama del castillo de la Vila Vella de Tossa. Pese a que nunca había salido de sus murallas, todos conocían de su belleza mítica y legendaria, ya que podían apreciarla cuando paseaba por la fortaleza, a través de las almenas, los balcones y los ventanales que daban a la playa.
Cuenta la leyenda que hace muchos años, en un lugar lejano, se descubrió una extensa Isla formada totalmente de oro; rocas, arena y hasta el agua que corría por su superficie, brillaban ante el reflejo de la luz del sol.
Los marineros, ávidos de llenar sus arcas de riqueza, planeaban el viaje que les llevaría hasta el dorado arrecife, con la idea de desembarcar y arrasar con todo el oro que cupiese en sus sacos. Pero cuando llegaban a ella, el viento comenzaba a soplar enfurecido, creando remolinos y levantando enormes olas, hasta provocar que los tripulantes y la nave acabaran sin vida y en el fondo del mar.
La Platja de la Fosca de Palamós, debe su nombre a la gran roca negra que la divide en dos partes, el arenal de la Fosca y el de Sant Esteve de la Fosca. Esta popular playa, que cuenta con un precioso paseo que la rodea a modo de camino de ronda, esconde una curiosa historia que explica de otra forma el origen de su nombre.