Las barracas de pescadores o “botigues” forman parte del Inventario del patrimonio marítimo y pesquero de la Costa Brava, son el testimonio de una relación entre el ser humano y el mar, patrimonio cultural expresado en forma de espacios y edificios. Se trata de construcciones levantadas junto al mar, que construían las cofradías o los municipios y que se utilizaban como refugio de pescadores o como almacenes para guardar las barcas, las redes y los utensilios de pesca.

Sant Feliu de Guíxols dispone de enclaves que son auténticos paraísos para los submarinistas y que ahora se verán favorecidos con la creación de dos nuevas Zonas Marinas para el Bioconocimiento. Estas demarcaciones recibirán un cuidado especial, gestionadas por el Municipio a través de acuerdos de Custodia Marítima y con la participación activa de toda la sociedad.