En el Alt Empordà, en el sureste de la península del Cap de Creus, encontramos un paraje de gran belleza, una lengua de tierra que entra en el Mediterraneo aproximadamente 2 km, el Cap Norfeu. Pertenece al municipio de Roses y forma una estrecha península que cierra el Golfo de Roses, separando las magníficas playas de Cala Montjoi y Cala Joncols.
Forma parte del Parque Natural del Cap de Creus y es una zona bajo protección integral, terrestre y marina, por la riqueza natural del paraje y del medio submarino.
Erosionado por los vientos de la zona, presenta grandes acantilados y gran cantidad de pequeñas cuevas. Además, incluye las llamadas illes Mòniques, unos islotes rocosos, con formas tan caprichosas que algunas casi recuerdan las siluetas de animales, entre los cuales destacan el Cavall Bernat y el Gato.
En el punto más alto de esta península, a unos 169 metros, está situada la Torre de Norfeu, o mejor dicho sus restos, ya que sólo queda una planta, de lo que fue un baluarte militar de dos pisos, integrado en el sistema defensivo del Golfo de Roses. Construida a partir de principios el siglo XVI junto a la Ciutadella de Roses, su función principal era defender las calas vecinas de los desembarcos de corsarios e impedir el refugio de las flotas que pretendían el bloqueo de Roses.
En la segunda mitad del siglo XVII fue volada por los franceses y sus restos se reconstruyeron como almacén para ayudar en las tareas agrícolas.
Cap Norfeu, origen de leyendas
El Cap Norfeu, está relacionado con muchas leyendas, empezando por la que concierne a su propio origen. Debe su nombre a Orfeo, personaje de origen tracio perteneciente a la mitología griega, que según los relatos, cuando interpretaba melodías con su lira, los hombres se reunían para oírlo y hacer descansar sus almas. Así consiguió enamorar a la bella Eurídice y logró dormir al terrible Cerbero cuando bajó al inframundo a intentar resucitarla.
En uno de sus viajes, navegando por el mediterráneo, se vio sorprendido por una tempestad que hizo naufragar su barco, en su intento desesperado por salvarse, consiguió agarrarse a un islote solitario, al que hicimos referencia con anterioridad y llamado el “gato”. Al día siguiente, pasada la tempestad, pudo ver que se encontraba en el medio del mar, en un islote aislado y podía divisar la preciosa bahía de Roses con la montaña nevada del Canigò al fondo. Con su lira decidió interpretar canciones y melodías en honor de tan fastuosa vista, y estas canciones, eran tan hermosas que las montañas cercanas se fueron acercando al islote del Gato para poder escuchar mejor la música, creando así el Cap de Norfeu. Orfeo entonces, pudo volver a tierra recorriendo el nuevo camino que se había creado.
Pero, no queda ahí la relación del cabo con leyendas populares, entre otras muchas destacamos la leyenda de los “fadrins encantats”. Hay dos rocas en el Cap Norfeu que reciben el nombre de “fadrins encantats” (solteros encantados), cuenta la leyenda que dos jóvenes del vecino pueblo de Palau-saverdera, seducidos por los cantos de las sirenas de Roses, intentaron robar a escondidas sus velos para conseguir fortuna, al ser sorprendidos por una sirena, con una mirada los convirtió en roca.
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Descubre el Cap Norfeu con una ruta de magníficas vistas
Podrás recorrer toda la península del Cap Norfeu con una ruta circular que marca un sendero, que de ida te ofrecerá unas increíbles vistas de la cala Montjoi, la cala Pelosa y la cala Calitjàs, entre otras, y de regreso podrás contemplar la cala Jóncols.
Es una excursión de unos 4,7 km. que parte del cruce de pistas de la bahía de Jóncols y de la cala de Canadell – collado del Canadell (lo encontrarás si vas desde Cala Montjoi a cala Jóncols por la pista de tierra, a unos 2,7 km de Montjoi).
Primero subiremos hasta la Torre de Norfeu (te recomendamos dedicarle tiempo en este punto a disfrutar de las vistas) y posteriormente recorreremos el camino circular que, pasando por Cap Gros y luego la Punta de la Trona, nos traerá de regreso a la Torre de Norfeu, caminaremos por toda la colina redondeada del cabo.
Esta ruta es apta para todos, incluyendo niños, siempre que vayan con supervisión. El trazado es por un paisaje de monte bajo, por lo que no encontrarás sombra para refugiarte del sol, recomendamos llevar sombrero, agua y protección solar.