En la única zona del municipio de Mont-ràs que toca al mar, está situada la cala del Crit, entre Calella de Palafrugell y Palamós.
No es posible acceder a esta cala en coche, pero sí podemos aparcar en el sendero próximo, antes del descenso a la cala. En los meses de verano, este camino se cierra al tráfico, así que os proponemos un punto de partida desde Calella, aparcar el coche en las proximidades del recinto del Festival de Cap Roig, desde donde veremos el inicio del sendero GR-92, que atraviesa unos campos de cultivo.
El camino es cómodo y agradable, rodeado de un bosque de pinos, aproximadamente en 15 minutos veremos el indicador que nos marca el acceso a la Cala del Crit, Font Morisca y Cala Vedell. Desde ese punto, empezamos a descender por un camino que finaliza en una escaleras de madera que desembocan en la misma cala.
Esta cala, catalogada como nudista, tiene unos 150 m. de ancho, no cuenta con servicios, está formada por piedras y arena de grano grueso, y en ella destacan dos barracas de pescadores y una gran roca con un curioso agujero, también conocido como “el trau”, a través del cual se accede a la cala contigua llamada Font Morisca.
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La cala del Crit, como le ocurre a las rocosas calas vecinas, cuenta con unos atractivos fondos marinos, que la convierten en un lugar ideal para la práctica del buceo y un punto de fondeo frecuentado por numerosas embarcaciones de recreo.
Pero no podemos olvidarnos de mencionar la leyenda que da el nombre escalofriante a la cala del crit (el grito); fué la noche en que una nave mora atracó en la cala vecina de Font Morisca a pasar la noche, al alba, cuando se preparaban para zarpar, escucharon el canto de un gallo, motivo por el que descubrieron un mas (masía) situada en la cala vecina. Maniataron al dueño y robaron todo lo que encontraron, pero la tragedia llegó al descubrir a una de las hijas del dueño, muy bella y de cabellos dorados, que permanecía escondida y que fué raptada y arrastrada hasta el barco. En ese trayecto los desgarradores gritos de la muchacha no cesaron en ningún momento, hasta el punto en que en su intento de escaparse mordió el dedo del capitán, que invadido por la rabia no dudó en cortarle la cabeza.
Todavía hoy, en la noche, dicen escucharse los gritos que dan nombre a la cala así como el gallo que atrajo a los piratas, dió nombre a la masia, Can Gall Perich o Mas dels Moros.