Es una de las playas de la zona de Colera más concurridas en verano, gracias a su ubicación dentro de la bahía con el mismo nombre, está protegida de los vientos de tramontana, y su morfología de fondos de arena, la convierten en un estupendo lugar donde disfrutar del baño en sus calmadas aguas.
Podemos acceder a ella en vehículo, y dejar el coche en el parking gratuito de la entrada, situado justo en el km 13,2 de la N-260 que une Llançà y Colera. Podrás llegar en autobús si lo deseas, pero no en tren, ya que pese a que todavía se mantienen los rótulos de la estación-apeadero, ya no para ninguna linea.
La playa de unos 450 m. de largo por 35 de ancho, cuenta con duchas, chiringuito y el famoso Restaurante Garbet, situado en primera línea de mar, que comenzó en 1948 siendo un chiringuito de arroces y guisos y se ha convertido en uno de los restaurantes más reconocidos de la zona. De hecho dispone de servicio de taxi marítimo para los barcos que decidan fondear en la playa y degustar su exquisitos platos.
En los meses de verano, esta cómoda y bella bahía es muy frecuentada por embarcaciones de recreo, pero no sufras, porque está claramente delimitada la zona de boyas de amarre y la zona adecuada para el baño.
No es de extrañar que esta playa esté incluida dentro del Catálogo de Espacios de Interés Natural y Paisajístico de la Costa Brava, ya que ofrece una imagen de naturaleza espectacular sin edificaciones cercanas.
En el extremo norte de la bahía de Garbet, está la residencia de Miquel Mateu i Plà, también conocido como Mateu dels Ferros, sucursal de verano del Palacio de Peralada. Y a la espalda de la playa de Garbet, encontraremos las viñas de la Finca Garbet donde gracias a sus tierras áridas, protegidas de los vientos del norte y tocadas por el sol y el mar, se producen vinos de gran calidad y sabor.
Como curiosidad, en el extremo sur de la playa de Garbet encontrarás también su mítica roca del Cavall Bernat, nombre que se le otorga por ser igual que la famosa formación con forma fálica situada en el centro del macizo de Montserrat (Barcelona) , y que a lo largo de la Costa Brava encontrarás representada en varias formaciones similares.
Disfruta de la tranquilidad de esta playa de aguas azules y arena grisácea, en la que parece no transcurrir el tiempo.