La Ciutadella de Roses es actualmente un moderno centro cultural, pero lo más extraordinario de su recinto de 139.000 m2. es que concentra restos arqueológicos con más de 25 siglos de historia. Desde el 2004 el recinto acoge además el Museo de la Ciudadela, un edificio contemporáneo donde se resume la historia del conjunto.
Podemos apreciar indicios de la primera colonia griega fundada por los rodios en el año 776 a.C, junto a su barrio helenístico de los s. IV y III a.C, restos de la villa romana de los s. II a.C y VI d.C, pasando por los vestigios del monasterio románico-lombardo de Santa María del s.XI, y algunos hallazgos pertenecientes al s. XIX.
Un poco de historia sobre la Ciutadella de Roses
Rhode fue colonizada, a principios del s. IV a.C, por los griegos que provenían de Massalia (Marsella), con el objetivo de establecerse comercialmente y obtener los recursos del territorio. Tras las guerras, con la llegada de una época más próspera, los griegos ocuparon el antiguo asentamiento griego, trabajaron la industria de la cerámica, y se dedicaron a la ganadería, la producción agrícola y la salazón de pescado.
Al comienzo de la Edad Media, tras la caída del Imperio en el s.VII, Rosas cayó en manos de los visigodos, fueron ellos quienes fundaron un castro o ciudadela sobre uno de los picos de la montaña de Puig Rom. Tras ellos pasaron árabes y francos, estos últimos acabaron estableciéndose en el condado de Empúries hasta mediados del s.XIX, hasta el momento en que fue abolido el régimen señorial.
El núcleo de la población fue fortificado en 1402 para defenderse de los piratas que llegaban por mar y de las invasiones terrestres de los franceses, y no fue hasta el año 1552 cuando el Emperador Carlos V ordenó la creación de un sistema defensivo general de todo el golfo que pasó por la construcción de la Ciutadella de Roses, el Castillo de la Trinidad y las torres preparadas para la artillería de Norfeu, l’Escala y Montgó.
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La decadencia de Roses comenzó en el siglo XV con una devastadora epidemia de peste, le siguió la Guerra de los Segadores y la posterior ocupación francesa (1640-1659), en aquel momento la población se trasladó fuera de las murallas mientras las fuerzas militares defendieron el recinto de la Ciutadella hasta la invasión napoleónica en 1808.
El recinto permaneció abandonado entre los s. XIX y la primera mitad del XX, motivo que le llevó a ser objeto de numerosos saqueos. Fue en el año 1949 cuando el estado Español lo declaró protegido y se iniciaron diversos estudios arqueológicos que llevaron a descubrir los diferentes yacimientos griegos, romanos y de la época medieval.
En 1961 la Ciutadella de Roses fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional.
El Museu de la Ciutadella de Roses, un recorrido de enorme interés
Los restos del recinto fueron abiertos al público en 1991, pero es el 15 de mayo de 2004, cuando se inaugura el Museu de la Ciutadella de Roses, donde se muestran una gran variedad de objetos cotidianos pertenecientes a las diferentes asentamientos y distintas épocas históricas. El Museu se divide en varias zonas, el vestíbulo central, sala museo, y la sala de exposiciones.
Además del museo, es posible visitar las ruinas de las edificaciones del interior de la Ciutadela. Puedes realizar el recorrido como más te guste, siguiendo las visitas guiadas que realizan en diferentes idiomas y horarios, o a tu aire.
No puedes dejar de ver… la Puerta del Mar, la entrada principal del recinto, el Patio de Armas, rodeado de los distintos edificios de uso militar, el Edificio Tardorromano, un gran patio abierto al mar destinado a la salazón de pescados, los restos del Barrio Helenístico, fechados en los s.IV-III a.C, donde se producía objetos de cerámica y metal, el Barrio del Puerto, que se levantaba junto al muro que tocaba con la riera y desembocaba en el puerto.
Los Cuarteles de Infantería, el Arsenal, la Muralla Griega, del s. III a.C levantada en época de la 2ª Guerra Púnica, el Barrio Medieval, cuyo principal edificio era el Monasterio, la Iglesia de Santa María, situada sobre una colina, ocupando el espacio de los antiguos templos religiosos, o la Puerta de Tierra, opuesta al mar, que permitía el acceso al foso inundable y a las defensas externas.
Precisamente en 2018 es el Año Europeo del Patrimonio Cultural, una oportunidad única para descubrir la gran riqueza de nuestro patrimonio, no solo monumentos y yacimientos, a ellos sumemos las fiestas y tradiciones, paisajes, museos, bibliotecas y archivos.
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